Cada 29 de agosto se celebra el Día Mundial del Videojuego o Día del Gamer. Desde hace unos años, el uso de videojuegos se ha extendido a prácticamente todos los grupos de población, cobrando cada vez más importancia en la vida de los más jóvenes.

 

Los videojuegos nos permiten divertirnos, evadirnos, cumplir desafíos y jugar online con personas de todo el mundo, pero hay una razón más por la que tienen tanto éxito entre los adolescentes. Los videojuegos les hacen sentir que dominan una tarea determinada, lo que les genera una sensación de logro cuando los resultados son favorables.

Por otro lado, los videojuegos son una herramienta muy útil para la socialización de los jóvenes ya que, aunque se trate de juegos individuales, forman parte de la cultura de los adolescentes. Los adolescentes intercambian sus juegos, juegan juntos, hablan de ellos en el recreo, etc. y esto alimenta la sensación de pertenencia al grupo.

Además de sus efectos lúdicos y sociales, se ha demostrado que los videojuegos contribuyen a mejorar la concentración y la coordinación,  estimulan la creatividad, ayudan en la toma de decisiones, mejoran la atención y la memoria visual, fomentan el trabajo en equipo, ayudan a mejorar la estrategia y el liderazgo, etc.

Durante la adolescencia, los videojuegos representan una de las formas de entretenimiento más populares, lo que en muchas ocasiones genera preocupación e inquietud en los padres, que temen el efecto que puedan tener en la mente de los jóvenes.

¿Cómo prevenir el mal uso de los videojuegos?

  1. Informarse y observar

Es recomendable buscar información sobre los videojuegos que utilizan nuestros hijos, comprobar la temática y las recomendaciones de edad. También es importante observar el entorno que rodea al juego, sobre todo si es online, pues puede que el juego sea adecuado pero la comunidad de jugadores no lo sea por su tipo de lenguaje o nivel de hostilidad.

Si buscamos información sobre juegos populares y la valoración de quienes juegan a ellos, la comunidad, estaremos mejor informados y capacitados para tomar la decisión sobre la compra de un juego a nuestro hijo/a y sobre el uso que podrá darle.

2. Aprender sobre el tema

Saber más de las actividades con las que disfrutan nuestros hijos no sólo es recomendable en términos de control. Si mostramos interés por las temáticas de sus juegos preferidos, los amigos con los que juegan online e, incluso, nos animamos a echar unas partidas con ellos, estaremos “conectando” con nuestros hijos y esto que nos permitirá generar un clima de mayor confianza,  tener conversaciones sobre los riesgos que implican ciertas conductas a la hora de jugar, saber de su vida y así poder prevenir riesgos.

3. Controlar y concienciar

Como hemos visto, los videojuegos son una actividad altamente gratificante para los adolescentes, por lo que es importante controlar el tiempo que dedican a jugar para evitar que su vida se vea afectada por un exceso de consumo.

Debemos trabajar con nuestros hijos para concienciarles de que son solo una actividad más entre las muchas que les van a gustar o deben hacer. Los videojuegos no deben sustituir a otras actividades que también son importantes a su edad, como los estudios, el deporte u otras actividades de ocio no relacionadas con los videojuegos.

¿Cómo identificar una adicción a los videojuegos?

 

La adicción a los videojuegos se da cuando la persona tiene una dependencia intensa hacia el juego, que le causa problemas para atender de manera correcta sus obligaciones y responsabilidades. En términos generales se puede decir que estamos ante una situación potencialmente problemática cuando una persona dedica 4 horas diarias o más a los videojuegos.

Algunos de los síntomas que pueden significar que nuestros hijos tienen un problema de adicción a los videojuegos son los siguientes:

  • Aislamiento social y descuido de las relaciones con amigos y familia
  • Bajo rendimiento académico
  • Pérdida de la noción del tiempo
  • Uso de videojuegos incluso en horas destinadas al sueño
  • Dolores musculares
  • Manifestaciones de ira ante la imposibilidad de jugar

Si  necesitas asesoramiento más detallado sobre este tema o deseas iniciar una terapia especializada, puedes contactar con nuestro equipo de psicología: