Hoy, 18 de febrero, es el día internacional del Síndrome de Asperger y desde la Clínica Universitaria queremos acercaros un poco más este trastorno, que tiene una prevalencia de entre 1 y 5 personas por cada 1.000 nacimientos.
¿Qué es el Asperger?
Seguro que has oído hablar del Autismo, pues bien, el Síndrome de Asperger se encuentra dentro de los Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).
El Síndrome de Asperger no es una enfermedad, sino un trastorno del neurodesarrollo, sin discapacidad intelectual asociada, pero que sí afecta a algunas competencias de las personas que lo padecen, sobre todo a la hora de comunicarse y relacionarse con otras personas.
Los síntomas suelen aparecer a edades tempranas, por lo que es muy importante identificarlos y obtener un diagnóstico cuanto antes para poder proporcionar al niño o niña atención temprana y los apoyos necesarios a nivel familiar, educativo y social.
El Síndrome de Asperger sin duda supone un reto para todo el entorno de la persona que lo padece y, sobre todo durante los primeros años, requiere de un importante apoyo y de mucho esfuerzo, pero no debe considerarse un impedimento para llevar una vida social, laboral y emocional plena, autónoma y feliz.
¿Qué caracteriza a las personas con Asperger?
Las personas con Síndrome de Asperger suelen presentar dificultades en 4 grandes áreas, aunque es importante señalar que cada persona es diferente y que sus características pueden ir cambiando a lo largo de la vida.
Comunicación:
- Presentan dificultades a la hora de interpretar el lenguaje no verbal (gestos, miradas…) y no entienden ironías, chistes, metáforas o dobles sentidos.
- Cuando se trata del lenguaje verbal, entienden frases simples, pero tienen que hacer un gran esfuerzo para entender oraciones complejas.
Suelen tener un tono de voz monótono y formal.
Su mirada suele ser fija y recta, igual que sus gestos.
Relaciones con los demás:
- Normalmente presentan dificultades para hacer amigos, ya que sus habilidades sociales son escasas y pobres.
- Los niños con Síndrome de Asperger tienden a acercarse más a los adultos que a otros niños.
- Suelen estar solos cuando están en un grupo de iguales, se apartan de los demás y tienden a aislarse.
- Les resulta difícil atender a ciertas normas sociales, como hacer una cola, saludar, dar las gracias, pedir por favor, etc.
Intereses:
- Son personas que pueden interesarse en exceso, o incluso, obsesionarse con temas concretos, limitados y específicos. Algunos ejemplos comunes son los dinosaurios, los coches, los ordenadores, etc.
- Las personas con Síndrome de Asperger dedican mucho tiempo a sus áreas de interés y se convierten en verdaderos expertos.
Rutinas:
- Algo muy característico de las personas con Síndrome de Asperger es la poca flexibilidad frente a los cambios. Suelen aferrarse a rutinas y, cuando algo cambia, pueden llegar a frustrarse.
¿Cómo relacionarnos con una persona con Asperger?
Como hemos comentado, cada persona es diferente, por lo que no se pueden establecer unas normas validas para relacionarnos o interactuar con absolutamente todas las personas con Asperger. Sin embargo, hay ciertas pautas que suelen ayudar:
- Utiliza frases sencillas y con palabras fáciles de entender.
- Usa un lenguaje directo y concreto. Evita los chistes, las indirectas o las expresiones con doble sentido, ya que no las entienden y puede resultar frustrante e, incluso, ofensivo.
- Intenta ponerte en su lugar y ten en cuenta el gran reto que suponen para esa persona las relaciones sociales.
- Interésate por sus gustos e intereses y valora sus puntos fuertes.
- No des por hecho que estás ante una persona infantil o caprichosa. Las personas con Asperger tienen una manera diferente de entender y relacionarse con el entorno que les rodea.
- Respeta sus rutinas, ya que son un elemento que le aporta seguridad. Podemos trabajar en la flexibilización de ciertos comportamientos, pero no desde la imposición, sino desde la cooperación.
- Antes de, por ejemplo, dar un abrazo a una persona con Asperger, explícale, de forma sencilla, la importancia que tienen para ti algunos gestos como mirar a los ojos, abrazar, saludar, dar las gracias, etc.
¿Cómo puede ayudar la Psicología a una persona con Asperger?
La terapia psicológica puede ayudar a mejorar el comportamiento social y reducir las limitaciones de las personas con Síndrome de Asperger. Es importante trabajar pautas que ayuden a manejar el estrés y la ansiedad, a expresar las emociones y a mejorar el comportamiento social.
Por ejemplo, para ayudarles a respetar los turnos de palabra, se pueden utilizar juegos sencillos, como delimitar un tiempo para poder hablar. Cuando ese tiempo pase, está “prohibido” interrumpir al siguiente. De esta forma, aprenden a respetar los turnos de palabra y a comprender que todos podemos expresar nuestras opiniones, por lo que todos nos merecemos un tiempo para ello.
Para potenciar la comunicación verbal y no verbal, podemos interesarnos por sus gustos y entablar una conversación en la que se trabajarán cuestiones como escuchar al otro, la empatía, el respeto hacia las opiniones y gustos de cada persona, etc.
Gestión de los cambios
Como hemos comentado, cualquier cambio en las rutinas de una persona con Asperger supone un gran reto. Debemos anticiparles lo que va a ocurrir con sutileza y cariño, explicando los motivos de este cambio, para reducir el nerviosismo que va a surgir por modificar los planes habituales.
En cuanto a las rutinas, se puede trabajar para flexibilizarlas, poco a poco, sin imponer. No dejar que siempre hagan lo mismo y se encierren en “su mundo”.