Claudia Tato Fernández, alumna de prácticas del Grado de Psicología.

Después del impacto que todos sufrimos durante el confinamiento, el coronavirus sigue transformando nuestras vidas. Hemos podido continuar en esta ‘nueva normalidad’ a pesar de las nuevas restricciones, pero lo cierto es que aún afectan en gran medida a nuestras relaciones sociales. En este escenario, ya estamos entrando en la Navidad, que es tradicionalmente un momento de felicidad y reencuentro con las personas amadas y todos estamos atentos a las limitaciones que nos puedan imponer para organizar nuestras celebraciones. Una Navidad más ansiada y deseada que otros años.

Pero, a parte de la limitación de los desplazamientos y de las reuniones interpersonales, este año hay otros muchos interrogantes en torno a estas fiestas: ¿cómo se sentirá la Navidad echando de menos a algunas personas? ¿Cómo nos afecta el sentimiento de soledad? ¿Cómo vivirán los niños unas fiestas en las que han cedido el protagonismo al virus?

Recordando a los nuestros

Respecto a la primera cuestión, el llamado “espíritu navideño” produce melancolía y tristeza al recordar a los que ya no están entre nosotros. Es lógico que el dolor por la pérdida de un ser querido se agudice en esta época de tradición familiar, teniendo en cuenta que, además, en un gran número de casos no se ha seguido el proceso de duelo tradicional; las familias no han podido acompañar al enfermo ni en su enfermedad, ni en su defunción y puede aparecer el sentimiento de culpa que auto impida a muchas personas a disfrutar de unos días de felicidad o de alegría. En este aspecto puede ser de ayuda la atención psicológica, para gestionar los sentimientos que surgen ante una pérdida que no ha podido ser procesada por completo.

Un año marcado por la distancia

Para muchas personas, el año 2020 ha sido especialmente duro por no poderse ver con sus familiares y amigos tan frecuentemente como hubieran querido, no celebrar la Navidad como antes será difícil de aceptar y en ocasiones puede ganar la batalla la rabia o el sentimiento de soledad, pero es importante combatirlos con ayuda de nuestros seres queridos y en ocasiones, con ayuda profesional. El malestar generado por los cambios de vida que la Covid-19 ha ocasionado puede tratarse en caso de que este cause consecuencias negativas para la vida diaria, para que estos síntomas psicológicos disminuyan y no vayan a más.

Cuando aparece el sentimiento de soledad, le acompañan pensamientos negativos que se interponen en el camino hacia el bienestar. Es importante tener en mente nuestras metas, recordar que esta crisis pasará y sustituir estos pensamientos por otros más positivos que nos ayuden a seguir adelante. La terapia psicológica ayuda a identificar cuál es la causa de este malestar, cuáles de nuestras ideas se interponen en nuestro camino más que favorecerlo y qué podemos cambiar en nuestra vida para que podamos hacer frente a esta complicada situación y seamos capaces de sobrellevar estos meses más solitarios de lo habitual de la mejor manera posible.

Y los niños…

En cuanto a la situación de los más pequeños, debemos tener presente que su actitud dependerá de la nuestra. Será necesario normalizar sus emociones y, dentro de lo posible, mantener la ilusión. También los niños sentirán tristeza por las personas que falten en las celebraciones navideñas, habrá que ayudarles a gestionar esta tristeza, minimizando su impacto. Para evitar que el día de Reyes repercuta negativamente en muchos niños que han sufrido las peores caras de la pandemia, ya sea por la pérdida de un ser querido o por otro tipo de dificultades, será necesario hacer uso de creatividad y mucho cariño. También pueden surgir en niños síntomas de malestar psicológico, por lo que es necesario detectarlos y acudir a servicios especializados como los de la Clínica Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos para darles el tratamiento que en ocasiones todos necesitamos.

Una mirada más optimista

No todos los impactos tienen que ser negativos, podríamos decir que vamos a vivir una Navidad más íntima, de la que podríamos extraer algunos aspectos positivos como el descubrir el valor de estar juntos, de tomarnos las cosas con más calma y tranquilidad. Este año podremos disfrutar de la compañía de los convivientes e idear nuevas actividades con ellos, además, la casa es el escenario tradicional de la Navidad y puede ser un lienzo para dar rienda suelta a todo el espíritu navideño con una decoración personalizada. O bien, despertar el lado más solidario de las personas, más presente que nunca en Navidad y este año particularmente necesario.

Puedes contactar con nuestro equipo de psicología en el 91.488.89.28/29 o en citas@urjc.es