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¿Qué es una familia?

Una familia es un grupo de personas que conviven, que tienen un lazo de parentesco y que cuentan con una serie de características adicionales:

  1. Diversidad. No todas las familias son iguales, cada una es un universo.
  2. Privacidad. En el seno de las familias se guardan muchos secretos.
  3. Cambio. Una familia cambia mucho a lo largo del tiempo
  4. Pertenencia. Las familias generan un fuerte sentimiento de pertenencia, y los miembros sienten el apoyo del grupo.

En el seno de una familia pueden surgir numerosos problemas: Dificultades entre la pareja, los hijos, los hijos con los padres o con otros miembros de la familia. También puede ser que un miembro de la unidad familiar tenga dificultades y esto afecte a toda la unidad.

En el caso de la terapia en infancia y adolescencia, el motivo de consulta suele darse cuando, en este caso el menor, presenta un problema o dificultad de diferentes índoles, por ejemplo, a nivel emocional, académico, social, por presentar alguna enfermedad, etc.

¿Qué hacer cuando los problemas que presentan los menores en el seno familiar empiezan a ser importantes?

Los niños no vienen con manual de instrucciones y, a veces, los padres podemos enfrentarnos a situaciones a las que no sabemos cómo reaccionar o actuar. Ante una situación difícil, podemos comportamos de manera contraproducente para el objetivo que queremos lograr. Por este motivo, en la consulta atendemos a los padres, de manera que no solo ellos puedan expresar sus dificultades sino también trabajar con ellos en pautas y formas de actuación más convenientes. Los psicólogos podemos informarles de las necesidades detectadas en sus hijos en terapia y explicar por qué sucede una conducta determinada.

    ¿Cómo se trabaja con los niños y con los adolescentes?

    Es importante destacar que hay que estudiar cada caso en particular con mucha atención. En muchas ocasiones, los adolescentes presentan problemáticas que derivan del hogar. Esos secretos a los que hacíamos referencia antes son muy complicados de sacar a la luz. Hay temas como los malos tratos o los abusos que se consideran privados y que es difícil sacar a relucir. La figura del psicólogo en estos casos es fundamental.

    Los cambios en la unidad familiar también pueden ocasionar cambios en el comportamiento de los niños y/o adolescentes y es necesario ver por qué han aparecido estos problemas. Como hemos dicho antes, una familia cambia, se añaden miembros (nacimientos o adopciones), otros se van (separaciones, divorcios o fallecimientos). 

    ¿Afecta la terapia a todo el conjunto familiar?

    Aunque el trabajo principal se suele dar con el paciente, en este caso el menor, es una persona dependiente y por esta circunstancia, es necesario trabajar también con los padres u otros miembros de la familia, especialmente cuando el motivo de consulta o patología está estrechamente relacionado con el ámbito familiar, como por ejemplo discusiones o problemas a nivel conductual.

    Además de la terapia individual, donde trabajamos con la familia también existe la opción de la TERAPIA DE FAMILIA.

      En las terapias de familia se estudia a la familia como sistema. Se analizan los comportamientos y patrones de comunicación y las respuestas emocionales de cada miembro de la unidad familiar. Este tipo de terapia se puede utilizar para afrontar cualquier tipo de problema de índole familiar y también puede resultar un recurso muy bueno en colaboración con la terapia individual, sobre todo cuando el paciente es un niño y/o adolescente. La combinación de ambas terapias puede resultar muy beneficiosa. Entre otros beneficios podríamos apuntar:

      • Mejora de la comunicación. El hecho de que se reconozca la existencia de un problema en la familia y se hable sobre ello, supone que la comunicación entre los miembros de la familia mejore.
      • Apoyo de la familia. A través de la terapia de familiar se trabaja el apoyo de los demás miembros de la familia a un familiar concreto que, por ejemplo, tiene una depresión, una adicción o una enfermedad grave.