Cada 19 de octubre se celebra el día mundial contra el cáncer de mama para dar visibilidad a la enfermedad dentro de la sociedad y recordar la importancia de la investigación y la detección precoz.
El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres. De hecho, en España se diagnostican más de 33.000 nuevos casos al año y se estima que una de cada ocho mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida. Afortunadamente, los tratamientos dan cada vez mejor resultado y la supervivencia media tras 5 años es casi del 90%.
¿Por qué se produce el cáncer de mama?
El cáncer de mama se produce por el crecimiento anormal de las células que se encuentran en el tejido mamario, que acaban formando un tumor visible en ecografías o mamografías. En muchos casos, el tumor se puede palpar como una masa o bulto en el pecho. No todos los tumores son cancerígenos, pero es muy importante vigilar periódicamente el estado de los senos de manera preventiva y realizar un seguimiento más estrecho en caso de padecer algún tipo de anomalía o tumor benigno que pudiera derivar en malignidad.
Su aparición está asociada a factores genéticos y orgánicos, como la edad, algunos aspectos relacionados con la reproducción o los antecedentes familiares. También influyen factores psicosociales, como el estrés y otros factores como la obesidad, la exposición a sustancias cancerígenas, los malos hábitos, el consumo de alcohol y tabaco, etc.
¿Cómo se detecta el cáncer de mama?
El síntoma más característico es la presencia repentina de una masa o bulto, aunque existen otros síntomas que pueden hacer saltar las alarmas:
- Engrosamiento de la mama o debajo del brazo.
- Cambios en el tamaño o forma de la mama.
- Secreción del pezón de manera repentina, incluso con sangre.
- Cambios físicos, como el pezón invertido.
- Irritación de la piel o cambios como rugosidad, hoyuelos o pliegues.
- Mamas enrojecidas e hinchada, que se asemeja a la “piel de naranja”.
- Dolor en la mama que persiste en el tiempo.
Es esencial que las mujeres realicen cada cierto tiempo una autoexploración mamaria es senos en busca de estas señales.
A nivel médico, el diagnóstico del cáncer de mama se realiza mediante mamografía, ecografía y/o resonancia magnética, que se confirma posteriormente con una biopsia del tejido. Actualmente, en España existen programas preventivos de cribado del cáncer de mama que ayudan detectar casos de forma precoz y, por tanto, disminuyen la letalidad de la enfermedad.
¿Qué tratamientos existen para el cáncer de mama?
Cada cáncer es único, podemos decir que tiene “nombre y apellidos” por lo que no existen dos tumores idénticos y por tanto no existirán 2 pacientes iguales ni su evolución será la misma. Dependerá del tipo, el estadío en el que se encuentre, el factor de crecimiento de las células tumorales, el momento del diagnóstico y la expansión. Una vez diagnosticado y catalogado el tumor, se procede a elegir el tratamiento más adecuado para la paciente dentro de un equipo multidisciplinar.
El cáncer de mama se puede abordar con diferentes tratamientos como quimioterapia, radioterapia, terapia hormonal, terapia biológica o cirugías.
La cirugía oncológica de la mama para extirpar el tumor es el tratamiento más común y puede incluir también cirugía axilar para el análisis o extirpación de ganglios.
La radioterapia se suele emplear tras la cirugía para destruir cualquier rastro de células malignas e impedir que crezcan. También se puede usar para aliviar los síntomas como el dolor, cuando hay metástasis.
En otros casos, sobre todo estadíos más avanzados, por tamaño o posibles metástasis y para ciertos tipos de tumores, se emplea la terapia sistémica que actúa sobre el organismo y se incluyen:
- Quimioterapia: utiliza medicación para frenar el crecimiento del tumor.
- Hormonoterapia: ya que muchos cánceres de mama crecen por la influencia de las hormonas, esta terapia las anula o bloquea su acción. Sirve de tratamiento de refuerzo tras la cirugía.
- Inmunoterapia: técnica muy reciente, potencia el propio sistema inmune del paciente utilizando sustancias del propio organismo o creadas en laboratorio para poder acabar con el tumor.
Además, hay otras disciplinas, como la fisioterapia, que ayudan en el proceso o contribuyen a paliar las posibles secuelas de los tratamientos principales.
¿Cómo afectan los tratamientos oncológicos a los pacientes?
Los efectos secundarios, tanto de los tratamientos como de la enfermedad, varían según el paciente, pero algunos de los más habituales son:
- Anemia
- Pérdida de apetito
- Trombocitopenia
- Edema y linfedema
- Fatiga
- Infecciones secundarias
- Heridas bucales
- Náuseas y vómitos
- Neuropatías periféricas
- Dolor
- Problemas de fertilidad
- Insomnio
Se estima que cerca del 42% de las pacientes que se someten a cirugía oncológica de la mama presentan en algún momento complicaciones derivadas de la intervención. La radioterapia y la quimioterapia también producen importantes efectos secundarios en las pacientes, que incluso pueden llevarlas a sufrir ansiedad o depresión. Por tanto, es prioritario enfrentarnos al cáncer, pero también hay que prestar atención a todas las consecuencias que nos va a producir su tratamiento.
¿Cómo puede ayudar la fisioterapia tras una cirugía de cáncer de mama?
La fisioterapia resulta de gran ayuda en el proceso de recuperación tras una mastectomía o proceso de quimioterapia.
En pacientes de cáncer de mama es especialmente importante trabajar los problemas de movilidad del hombro, que se ve afectada tras la cirugía. Mediante técnicas de masaje oncológico podemos reducir el dolor, sensibilidad o hinchazón en la zona, hematomas, seromas (acumulación de líquido transparente en la herida).
Mediante terapia manual se trabaja la cicatriz para evitar adherencias, así como los problemas de y contracturas musculares. Algunos pacientes presentan también pérdida de equilibrio, por la debilidad muscular tras el proceso oncológico. El ejercicio terapéutico mejora el sistema musculoesquelético, la salud cardiovascular, la capacidad pulmonar y el estado físico del paciente en general.
¿Cuándo empezamos a tratar?
El fisioterapeuta debería ser el principal aliado del paciente oncológico desde el momento del diagnóstico y debe acompañarle durante todo el proceso.
Tras una cirugía, el abordaje fisioterapéutico debe comenzar cuanto antes, si es posible al día siguiente de la intervención.
El tratamiento constará de varias fases y se realiza en colaboración con el equipo y en función de las necesidades personales y terapéuticas de la paciente.
¿En qué consiste el tratamiento post quirúrgico?
Dependiendo del tipo de cirugía realizada realizamos diferentes tratamientos de fisioterapia.
Tras la mastectomía se suele realizar drenaje linfático manual cuando aparece linfedema en el brazo del lado de la mama tratada. El linfedema es un acúmulo de linfa, que no puede retornar a la circulación por la falta de los ganglios que serían los encargados de recogerla y provoca hinchazón, rubor y calor en la zona afectada. Comienza siendo un linfedema blando que, si no se trata, va a tender a endurecerse. El drenaje linfático manual es una técnica de masaje que se realiza sobre la piel con movimientos lentos, rítmicos y muy suaves, siguiendo la dirección de la circulación de retorno hacia la zona axilar. Se puede combinar con la presoterapia, que realiza el drenaje de manera automática, y con un vendaje multicapa para alargar el beneficio del drenaje linfático. El ejercicio terapéutico también es útil para ayudar a mantener a raya la progresión del linfedema.
Las pacientes con linfedema son crónicas, es decir, no se cura y será necesario realizar rehabilitación cada cierto tiempo para evitar que el linfedema se agrave. Durante este tiempo, se les recomienda a las pacientes la adquisición de una manga semirígida para que la porten el mayor tiempo posibles de su día a día hasta que vuelva a recibir sesiones de fisioterapia.
En caso de que la paciente se haya sometido también a cirugía axilar se suelen presentar problemas de movilidad como dificultad para levantar los brazos que se trata con movilizaciones y estiramientos.
Las cicatrices axilares se pueden tratar con masaje, ultrasonidos y la hidratación continua de la región con el objetivo de mejorar la circulación en esa zona, de esta forma mejoraremos también la movilidad del hombro.
Durante la reconstrucción de mama también es recomendable un tratamiento fisioterapéutico, cuyo objetivo será facilitar la expansión de la piel y los tejidos. Este tratamiento se realiza mediante masajes, técnicas de inducción miofascial y ejercicios para aliviar la tensión. Además se puede complementar el tratamiento con ejercicios respiratorios específicos, con los que se facilita la adaptación al expansor o implante.
¿Cómo mejora la fisioterapia la recuperación tras un tratamiento oncológico?
Los tratamientos oncologicos como la radioterapia y la quimioterapia suelen generar dolor, rigidez, fatiga y neuropatías, etc. dependiendo del fármaco empleado. Estos problemas se tratan con movilizaciones, trabajo de fuerza, desensibilización periférica, electroterapia, etc. El tratamiento siempre debe estar consensuado y autorizado previamente por el médico oncólogo/ginecólogo.
En todas las fases de tratamiento y en cualquier estadío la fisioterapia es recomendable para aumentar la funcionalidad y calidad de vida de la paciente, siendo necesario en todo momento ser atendida por un fisioterapeuta experto en patología oncológica pues no cualquier tipo de tratamiento puede ser conveniente en pacientes con cáncer.