Problemas de fertilidad y salud emocional

Los problemas de fertilidad pueden afectar a la salud emocional de las personas y parejas que los sufren y pueden convertirse en un estigma social que causa un gran sufrimiento.

El 4 de junio se celebra el Día Mundial de la Fertilidad para normalizar y dar visibilidad a los problemas de fertilidad, cada vez más frecuentes entre la población. 

Desear tener un hijo y no poder es una importante fuente de estrés y ansiedad que, en muchos casos, desemboca en una depresión. Según la Sociedad Española de Fertilidad, los índices de depresión en pacientes con problemas reproductivos son equiparables a los de pacientes con cáncer o enfermedades cardiovasculares. De hecho, para muchas personas se convierte en una auténtica una crisis vital, que afecta de una forma importante a todas las esferas de su vida.

 

¿Qué es la infertilidad?

La infertilidad está considerada como una enfermedad por la OMS. Podemos hablar de infertilidad cuando no se consigue un embarazo tras un año de relaciones sexuales o cuando existe dificultad para mantener el embarazo. Una de cada seis parejas en los países desarrollados tiene problemas de fertilidad.

Fertilidad y emociones

Tras las reacciones iniciales de sorpresa o desconcierto, la ausencia de embarazo provoca sentimientos como  tristeza, enfado e incertidumbre. Surge la duda de si se llegará a conseguir el embarazo algún día y aumenta la inseguridad y el sentimiento de culpa.

Muchas personas pierden totalmente la autoestima al no ser capaces de conseguir lo que más desean o creer que han defraudado a su pareja. Es importante destacar que el impacto de esta situación no es el mismo en todas las personas ni en todas las etapas del proceso, por lo que es esencial no culpabilizarse a uno mismo ni a la pareja.

En el caso de las mujeres, a la carga emocional del proceso se suman los efectos a nivel físico de los posibles tratamientos de fertilidad, por lo que son ellas las que suelen presentar una mayor afectación. Si decidimos iniciar un tratamiento de reproducción asistida, también estaremos expuestos a un gran impacto emocional:

  • Sentimientos de culpa, baja autoestima y sentimientos de inferioridad

  • Afectación en la relación de pareja y en las relaciones sexuales

  • Problemas para gestionar la diversidad de emociones: expectativas de conseguirlo, ansiedad ante la espera, frustración y tristeza ante el fracaso, y recuperación para volver a intentarlo.

 

Fertilidad y hábitos saludables

Otros factores como la obesidad, el tabaquismo o el estrés influyen negativamente a la hora de conseguir un embarazo. 

Por eso, es importante mantener una dieta sana y equilibrada, evitar el consumo de tabaco y alcohol y realizar ejercicio de manera regular.

 

A pesar de mantener unos hábitos saludables, muchas parejas siguen teniendo dificultades y deben enfrentarse al delicado momento de decidir cuáles serán los siguientes pasos: acudir a un centro especializado para obtener un diagnóstico y someterse a un tratamiento de fertilidad, seguir intentando conseguir un embarazo natural unos meses más, renunciar a tener hijos, informarse sobre adopción, etc.

España es uno de los países con mayor tasa de éxito en tratamientos de reproducción asistida, aunque suelen ser procesos a largos y no exentos de efectos secundarios que también requieren de una gran fortaleza emocional.

¿Cómo afrontar la infertilidad?

Podemos seguir ciertas pautas para aminorar el impacto emocional que provoca la infertilidad:

  • No dejarse influenciar por la presión social o por el entorno.
  • Mantener una buena comunicación en la pareja y no guardarse las emociones. Aunque cada persona lo vivirá de manera diferente, es un proceso duro para ambas partes.
  • No debemos centrar nuestra vida en este tema. Es recomendable tener otros proyectos y temas de conversación. No es bueno aislarse del entorno social.
  • Pedir ayuda cuando sea necesario. Existen psicólogos especializados en problemas de fertilidad y terapia de pareja que pueden orientarnos y ser un apoyo durante el proceso. Además, podemos recurrir a asociaciones y grupos de apoyo.