¿Cómo afecta el frío a mis articulaciones? 

Con la llegada del frío nuestros músculos y tendones se contraen como mecanismo de defensa. Cuando descienden las temperaturas, el corazón disminuye el gasto cardiaco, la circulación de la sangre es más lenta y se produce una vasoconstricción que reduce el aporte de sangre a los músculos.  Por eso, durante el invierno las articulaciones presentan mayor rigidez, tardan más tiempo en funcionar correctamente, pierden fuerza, etc.  

Hay estudios que han demostrado que el frío impide que el líquido sinovial haga su función correctamente, dificultando la movilidad articular. El frío también puede provocar pérdida de colágeno, muy perjudicial para los músculos y tendones. Además, durante el invierno salimos menos y hacemos menos ejercicio, y la falta de movimiento no favorece la salud de nuestras articulaciones. 

En consecuencia, durante las épocas de frío suele incrementarse el número de lesiones y el dolor recurrente en las articulaciones, que puede estar acompañado de pinchazos, rigidez e inflamación en las articulaciones afectadas.  

Los problemas en las articulaciones limitan nuestra capacidad de movimiento y afectan a nuestra calidad de vida. Por eso, es importante mantener ciertos hábitos saludables que nos ayuden a estar prepararnos para los cambios climatológicos.  

Consejos para cuidar tus articulaciones en invierno 

Cuida tu alimentación:  

Mantener una dieta equilibrada aporta muchos beneficios a nuestra salud, pero también es muy importante a la hora de prevenir lesiones y dolor en las articulaciones. Debemos combatir la retención de líquidos mediante el consumo de alimentos naturales que faciliten la eliminación de líquidos (infusiones, verduras, frutas, etc).   

Los alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, el brócoli o los pimientos rojos, tienen propiedades antioxidantes que favorecen la formación de colágeno. También podemos incluir en nuestra rutina suplementos de colágeno, que contribuyen a mitigar el dolor articular. 

También debemos mantener un buen nivel de vitamina D, fundamental para los huesos, ya que es la encargada de absorber el calcio. La vitamina D está presente en alimentos como los huevos, el pescado o los lácteos, y también se obtiene a través del sol. 

No te pares 

Hay que mantener las articulaciones en movimiento y evitar todo lo posible el sedentarismo.  Es recomendable realizar ejercicio tres veces por semana como mínimo, para mantener nuestros músculos fuertes, activar la circulación y dar mayor estabilidad a las articulaciones.   

Mantén las articulaciones calientes 

Se recomienda proteger las extremidades del frío con prendas de ropa adecuadas y suficientes, sobre todo a la hora de hacer deporte o si vamos a permanecer largos periodos en el exterior. Las manos suelen ser las zonas más expuestas a las bajas temperaturas y las más afectadas en caso de dolor articular. 

También podemos aplicar calor local regularmente, con una manta eléctrica, baños calientes, parafina, etc.  

Descansa adecuadamente 

Duerme al menos 7 horas cada noche. Un buen descanso es fundamental para la salud de las articulaciones y para mantener una buena salud en general.