A medida que avanzamos en edad, se van produciendo cambios en nuestras estructuras cerebrales que, en gran número de ocasiones, desembocan en un declive cognitivo, afectivo y físico. Estas dificultades asociadas a la edad, son parte de lo que llamamos envejecimiento sano. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, existe un cierto declive que no puede ser explicado simplemente por el transcurso del tiempo. Cada día es más común asociar la palabra edad, con la aparición de algún tipo de demencia. Y cierto es que un aumento en la esperanza de vida de la población, ha acentuado la aparición de este tipo de enfermedades. A pesar de existir muchos tipos de demencia, la que mayor repercusión tiene sobre nuestra sociedad es la demencia tipo Alzheimer (EA).
Cada 21 de septiembre desde 1994 se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, para concienciar a la sociedad sobre la enfermedad, su prevención y las consecuencias sociosanitarias que tiene para los enfermos y su entorno.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer un tipo de demencia común que aparece, generalmente, en personas mayores de 65 años. En las fases iniciales, suele confundirse con problemas cognitivos asociados a la edad, como los problemas de concentración, la falta de memoria, o el enlentecimiento cognitivo. No obstante, los síntomas de la EA son progresivos y no reversibles, lo que desemboca en un tipo de alteraciones cognitivas, emocionales y físicas graves. Estas alteraciones suponen una reducción considerable de la autonomía del paciente, lo que repercute tanto en la calidad de vida de la persona que lo padece, como en la de sus cuidadores.
La prevalencia de la enfermedad a nivel mundial es de un 0,4% (47,5 millones), con una previsión del 1,2% (142 millones) en 2050. En España, esta enfermedad afecta a más de un millón de personas.
¿Cuáles son los síntomas del Alzheimer?
Los síntomas iniciales están relacionados con la inhabilidad para adquirir nuevos recuerdos, la desorientación espacial (lugares), la falta de atención, dificultades en la coordinación muscular, etc.
A medida que avanza la enfermedad, pueden aparecer otros síntomas como la confusión mental, los cambios de humor (irritabilidad y agresión), los trastornos del lenguaje, las pérdidas de memoria, el aislamiento social, las dificultades para reconocer objetos y/o personas, los errores al leer o escribir, la labilidad emocional, etc.
En las últimas fases de la enfermedad, además de los síntomas cognitivos (lenguaje desorganizado, apatía, pérdida de memoria grave etc.), empiezan a aparecer síntomas de un deterioro físico importante, como la reducción de la masa muscular, las dificultades para la alimentación, la incontinencia, etc.
Pero, ¿qué le sucede al cerebro con Alzheimer?
Diversas investigaciones en el campo de la neurociencia, sugieren que el mecanismo de afectación cerebral, está relacionado con la acumulación de una proteína específica (TAU) en diversas zonas del cerebro. Esta proteína actuaría bloqueando e impidiendo a las neuronas de este área realizar su función correctamente.
¿Cómo se diagnostica el Alzheimer?
Los criterios diagnósticos más comúnmente usados requieren que las alteraciones cognitivas sean confirmadas con una evaluación neuropsicológica completa.
Los dominios cognitivos dañados son: la memoria, el lenguaje, la percepción, la atención, la capacidad constructiva y espacial, la resolución de problemas y las capacidades funcionales. Todos estos parámetros son evaluados y reflejados en un informe neuropsicológico a cargo de nuestro equipo de expertos en Neuropsicología y Terapia Ocupacional.
Una evaluación neuropsicológica detallada es capaz de revelar leves dificultades cognitivas hasta 8 años antes de que la persona cumpla los criterios diagnósticos.
¿Se puede intervenir sobre el Alzheimer?
Una vez diagnosticada, el promedio de años de vida es de 7 a 10 años. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa, por lo que el progreso de la enfermedad no se puede parar, aunque si ralentizar y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
Actualmente, la combinación de los tratamientos farmacológicos junto con la neurorehabilitación son los métodos más efectivos. En Clínica Universitaria Rey Juan Carlos disponemos de un equipo multidisciplinar especializado en neurorehabilitación. Este equipo está formado por neuropsicólogos, psicólogos clínicos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y enfermeros.
La mejora de la calidad de vida de los mayores es una preocupación cada vez más importante para nuestra sociedad. Las instituciones están promoviendo programas de entrenamiento específicos para trabajar en esta población. Esta atención debe dirigirse no solo al tratamiento de enfermedades, sino también a la prevención de estas enfermedades y a la promoción de la salud.
Consciente de estos hechos, Clínica Universitaria Rey Juan Carlos, ha puesto en marcha, un programa de Memoria basado en el método UMAM desarrollado por el Ayuntamiento de Madrid, para la prevención y promoción de la salud.
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